DIARIO DE VIAJE
Tailandia está lleno de templos. Pequeños, grandes… pero todos increíbles.
Hoy en Bangkok, hemos decidido ver dos: The Golden Mountain y Wat Pho
La mañana en un principio ha sido desastrosa, ya que al llegar al templo, hemos recordado que no habíamos cambiado dinero y no había ningún lugar donde hacerlo. Así que hemos tenido que buscar un cajero (el calor y el bochorno son insoportables en Bangkok). Después de andar bastante encontramos uno y pudimos sacar dinero.
Al llegar al templo, conocimos a nuestro nuevo amigo Krittawat, que nos estuvo contando muchas curiosidades y ayudándonos con cualquier duda.
Antes del Golden Mountain entramos con Krittawat a una sala con un Buda, donde nos explicó como funcionaba el Gong. Hay que darle 3 veces todos los días para que todo nos vaya bien… y así hicimos.

También nos enseñó unas figuras de los monjes mas importantes que habían pasado por allí. Estaban tan bien hechos que parecían reales.

La entrada al templo nos cuesta 40 Baths, 1 Euro. Una vez dentro del templo, el contraste con la ciudad era brutal, todo era mucho más tranquilo. Subiendo las escaleras sólo el sonido de las campanas moviéndose con el viento y el particular sonido del gong, mientras nos cruzábamos con un monje tras otro.

En lo más alto un chedi dorado que acoge una reliquia de Buda y hacen de este lugar un mirador increíble.

Desde lo alto había unas vistas increíbles de la ciudad.
Toca ver otro templo, el Wat Pho, famoso por tener la estatua de Buda inclinado más grande de Tailandia (46m de largo por 15m de alto).
Este nos cuesta un poco más caro, 100 Baths a cada uno, que son unos 2,5€ y nos incluye una botellita de agua.



Había cuatro grandes Pagodas que contenían los huesos de 4 reyes. O eso nos contó un monje que, amablemente nos estuvo contando algunas cosas.

Queda algo más de una hora para que anochezca, pero no queríamos irnos sin ver el barrio chino. Así que cogimos un tuk tuk hacia allí.
No lo disfrutamos demasiado, la calle era muy grande, estábamos cansados y había mucho por ver… así que después de recorrer la calle principal, volvimos a coger un tuk tuk hasta Khaosan.
Y tuvimos nuestra primera experiencia cercana a la muerte. Los conductores de tuk tuk… ¡¡están locos!! En un cruce en rojo, el tío quiso pasar y casi nos llevan por delante dos motos… ¡qué locura!
Sanos y salvos ya allí, cenamos algo y nos fuimos a dormir.