Nos levantamos temprano para ir al puerto a coger el slowboat que nos va a llevar a Koh Rong.
Al ver el barco, nos quedamos flipando. Es enorme, de un color amarillo muy llamativo, ¡y con hamacas!. (sólo hay unas 4 hamacas, pero como llegamos de los primeros, nos dio tiempo a coger una cada uno).

Además, desde nuestro barco, se ve el speed boat, ese que tarda una hora y la verdad… hemos hecho bien en coger este. ¡Van todos apretujados!
Yo me quedo dormida casi todo el camino. Samuel se dedica a jugar con un par de críos y se hace amigo de otros dos españoles.
Al salir del barco nos juntamos con la pareja de españoles y una pareja de argentinas para la búsqueda de habitación.
Koh rong es una isla 100% para el turismo, pero encontramos una habitación que nos sale bien de precio y la compartimos con la pareja de españoles, por lo que pagaremos 7,5 dólares la noche, cada pareja.
Nos vamos a dar una vuelta a la playa y a darnos un chapuzón con la pareja de españoles. Estamos un buen rato de charleta.
Después comemos en un bar Español que hay al lado de la habitación, pues habíamos visto en el menú que tenían patatas alioli y joder… nos moríamos por unas patatas alioli.
Pero menuda decepción, lo que nos sirvieron fueron unas patatas con unos 3 litros de aceite y un ligero sabor a ajo. Y la decepción fue mayo al ver que el dueño era español y había tenido bares en España…
Después nos vamos por nuestra cuenta a otra parte de la isla. Por el camino encontramos una pequeña serpiente verde muy venenosa (yu pi) y encontramos una especie de bar, sin gente en el que nos tomamos una cervecita y vemos atardecer.
Después fuimos a descansar un poco a la habitación, darnos un duchazo y por la noche salir otra vez.
Los chicos nos habían dicho que hoy iba a haber una fiesta con un dj en una playa al final de la isla. Así que decidimos ir. Recorremos la isla hasta el final, y después de mucho andar, nos encontramos una playa, llamada Police Beach, en la que esta todo preparado como si fueran a dar un fiestón, con barra, luces de colores, etc, pero no había absolutamente nadie. No se oia nada. Daba incluso un poco de mal rollo con la bola de luces dando vueltas sobre la arena y ni un sonido. Solo el del mar.


Nos volvimos
Nos tomamos una cerveza cerca de la habitación, sentados en la arena (allí según sales estas en la arena, no hay aceras, ni calles, estás en la misma playa todo el rato) y nos encontramos con Miguel, un chico que Sam conoció en Dondet el día que visitó las cascadas.

Nos vamos con él de nuevo a Police Beach para enseñárselo, y para ver si ya había empezado la fiesta, pero nada. Todo seguía igual. Vimos por primera vez el plancton luminiscente.
Al volver cenamos algo y nos vamos a dormir.