DIARIO DE VIAJE
Nunca habíamos estado en Cabo de Gata, y una de las cosas que nos venía a la cabeza era la cantidad de veces que la gente con furgo/caravana había tenido problemas a la hora de encontrar un sitio o incluso la de veces que dicen que les han multado por esa zona.
Lo cierto es que, cuando llegamos a penas había gente por la zona. Estamos en Mayo y todavía hay días de mal tiempo. Pero imagino que en verano aquí no cabe un alma. Es lo bueno de viajar en temporada baja.
Al lado de Cala partía encontramos un lugar en el que aparcar nuestra furgoneta y dormir. Y a escasos metros de la playa. ¡Y solos!
Era tarde, así que no hicimos mucho. Cenar, ver la puesta de sol y descansar.

El día siguiente nos lo tomamos de descanso. Dormimos hasta tarde y al despertar nos bajamos a la playa. Digo nos bajamos, porque es una cala y el acceso era un pelín complicado. Pero en unos minutos estábamos abajo.

Lo cierto es que aunque haga Sol, no hace calor de verano y el agua está bastante fría así que cuesta meterse. Nos echamos en la arena a jugar al UNO (no entiendo como seguimos juntos después de 4 años jugando a este tipo de juegos que son de discutir siempre jajaja), y a la hora de comer nos subimos a la furgo.


Y por fin sacamos nuestro súper toldo los-cost, la mesa, las sillas… todo un campamento “gipsy” para comer al aire libre. Y si no me equivoco, la primera comida en todo el viaje que hacemos al aire libre en la furgo. Ya sabéis que nosotros somos de andorrear todo el día por ahí y utilizamos poco el campamento.


Después de comer seguimos con nuestro día de relax cama/serie (Samuel), libro/playa (yo). Y oye, no se está nada mal.

Y luego fuimos al pueblo a por provisiones y a seguir viendo series hasta dormir. ¡Día de vagos!
A la mañana siguiente volvimos a la actividad. Quisimos patearnos un poco la zona, ver calas, etc.


El primer camino que tomamos tenía unas vistas muy bonitas, pero llegó un momento en el que ya no había camino y no sabíamos muy bien si se podía continuar. Además, nos apareció una serpiente enorme. ¡Qué miedo!. Me encanta las serpientes, pero no cuando no se si son venenosas o no.
Así que tiramos hacia el lado contrario donde estaba toda la zona de calas. Y llegamos a una, cerca de la cala de las sirenas que nos pareció muy bonita.


Estábamos solos, el agua clara, solecito… se estaba muy a gusto.


Y a la vuelta, de nuevo relax, cenita y a descansar que Murcia turística nos ha invitado a un blogtrip en Sierra Espuña y tenemos que llegar mañana.